4.30 am vuelve a sonar la puerta. Mi marido es rotador, una palabra que a lo mejor unas pocas conocen y les da escalofrío. Una palabra a la que muchos matrimonios tenemos respeto. Consiste en, como la palabra misma dice, rotar. Rotar en tu trabajo. 3 o 4 semanas vas al puesto de trabajo en otro país distinto al tuyo y las mismas semanas te vuelves de descanso a casa. Esto último lo llaman estar en OFF. 

Hoy vuelve a empezar el periodo activo y empieza con el sonido de la puerta. Desde la cama escucho como se cierra para salir a por el coche que le llevará al aeropuerto, y comienza la carrera. El ruido de la puerta es como la señal de salida en un circuito que vas a correr. Preparados, listos…. ya!. Cada mes el circuito es uno, hay veces que vienen más curvas que otras, lo importante es que él allí y yo aquí sigamos siendo uno. Cada uno nos quedamos con una mochila, y aún separados un proyecto por el que luchar juntos, la familia.

Las semanas que no está él todo sigue, pero no igual, por la sencilla razón de que falta su presencia, falta su ser y no en plan cursi, es que es así.

Estar unidos es nuestra fortaleza. Cada familia es pensada como un puzzle desde el cielo donde todos son únicos y aportan algo irrepetible.

Los matrimonios corremos el riesgo de acostumbrarnos a estar juntos, y olvidarnos de que el otro es un regalo. Nosotros también, éstas semanas separados, tenemos el riesgo, aún peor, de acostumbrarnos a estar separados y olvidarnos igualmente de que juntos brillamos más.  Y es que hoy en día nos invitan a lo contrario;

Brilla solo, brilla en tu trabajo, brilla en el éxito,

Te han invitado alguna vez a brillar en tu matrimonio?

El otro es el regalo que me perfecciona,  hasta con sus defectos. Esos defectos que si soy capaz de abrazar me harán mejor a mí y al contrario.

Y juntos en ese respeto mutuo por nuestra torpeza nos mejoraremos como personas y nos uniremos más.

En una época donde las tasas de divorcio se disparan, nosotros pensamos tener la solución y no es quitar piezas del puzzle

Cuando la vida te da tantas oportunidades para caer y volver a construir comienzas a ver un patrón común… La paciencia, la espera, la confianza , el perdón, la entrega, la humildad.

Existe un amor más grande que el nuestro que nos rescata. El amor es paciente…» no somos nosotros … es EL AMOR.

Nosotros solo tenemos que dejar que pase…. Empaparnos de ese amor que lo sabe hacer, que sabe perdonar, que sabe sufrir, que es valiente , que sabe arriesgar, que no se deja a ninguno atrás y que no se cansa de confiar nunca, aún en los peores momentos.

La paciencia no es esperar, es aceptar con amor los defectos del otro, es aceptarle tal cual es, único e irrepetible tal y como ha sido creado. Una pieza única del puzzle.

Ser paciente es ver más allá en el peor momento o en las pequeñas cosas del dia. Es tener la capacidad de ver al otro como realmente es.

Este mundo va muy rápido. Y no hay mucho de bueno en ello. Va tan rápido que si te equivocas también tienes que corregir rápido porque sino pronto te desechan. No hay tiempo para la espera y el perdón, no hay tiempo para la paciencia, y eso hace que muchos matrimonios sufran.

Me dirás, «yo llevo 2 años esperando y aquí nada cambia». A lo mejor es que tienes que esperar diferente. A lo mejor es que en esa espera tienes que tener parte activa tú también y cambiar cosas, pero de eso hablaremos otro día.

Hoy quiero dejar estás líneas para animarte a ser paciente, si estás pasando por ese momento en que no ves hacia donde vais, si os habéis hecho daño y cuesta volver a levantarse, si estás cansad@ de lo mismo de siempre…

Para todo, paciencia. El puzzle ya está hecho y es precioso 

Abre los ojos, y vuelve a mirar a la persona que tienes enfrente y abraza su imperfección y abraza la tuya que también la tienes. Te prometo que merece la pena. Ya habéis ganado, el amor siempre vence